sábado, 6 de diciembre de 2014

Y tú... ¿cuánta prisa tienes?

Estoy leyendo "Las gafas de la felicidad" de Rafael Santandreu. Y la verdad es que es un libro que me está haciendo pensar. 

Lo cierto es que llevo un tiempo que me estoy dando cuenta "que me hago mayor"... me sorprendo a mí misma pensando cosas con una calma que antes no tenía... o dejo pasar cosas que hace dos años me hubieran hecho pillar un cabreo descomunal... y ahora no me afectan tanto... esto es que  me hago mayor... o yo qué sé. 

El caso es que justo en este punto de mi vida... voy y me pongo a leer este libro. Y aunque no soy de coger las cosas al pie de la letra... con este libro me está pasando un poco como con el "Mimamé mucho" de Carlos Gonzalez... que sin cogerlo todo al 100% ... veo que tiene una razón tan pasmosa que... me resulta indiscutible. 

Hay un trozo en Las gafas de la felicidad que habla de las prisas. De personas que viven continuamente apresuradas... con una especie de prisa interior. Prisa interior que no les deja vivir, ni disfrutar de lo que hacen, porque incluso cuando no tienen prisa... se sienten apresuradas. Yo soy así. Y si bien es cierto que mi trabajo es muy estresante, muy a contrareloj, muy pendiente de plazos, muy encima dependiendo de los clientes, que te llaman con ganas de hacerte perder una hora de tu tiempo justo el dia que no tienes ni un minuto para respirar... y tienes que escuchar sus batallitas que nada tienen que ver con tu trabajo mientras pasa el tiempo y tu ahi sentada sin hacer nada más que escuchar... Pues si bien es cierto que mi trabajo es así... yo salgo del trabajo... y voy apresurada. Y llega el domingo... y sigo apresurada. Y me despierto por la mañana un dia de fiesta... y me levanto apresurada. Y es cierto... parece que no disfruto de la vida de puro estrés. Y leer el libro... me ha hecho pensar que debo esforzarme en no apresurarme al menos durante MI TIEMPO. 

Y esta mañana, que hemos ido a comprar... y habia una fila que... y hasta mi marido se ha puesto nervioso porque la cajera iba a paso tranquilo y de charrada con un cliente pesado pesado y falto de respeto con los que ibamos detrás... pues yo les he saltado a mi marido y mi hija un: "no importa la fila que hay... ¿tenemos prisa? pues vamos a disfrutar de este rato en familia... Sara... ¿ya has pensado como quieres celebrar tu cumple?" La cara de mi marido y mi hija ha sido un poema... porque yo suelo ser de lo más impaciente, tanto con la fila como con la gente impertinente que parece disfrutar haciéndola más interminable. Creo que se han pensado que he esnifado harina o pimentón de la Vera...ajjajaja... pero la cara del señor de detrás ha sido más graciosa todavía... se ha debido de pensar que era yo una hippy... 

Pero es que luego por la tarde a eso de las 6, que ya hacía frío... les he sorprendido con un... "venga, vamos a abrigarnos y salimos a dar una vuelta... que andar es muy sano y  no lo hacemos casi nunca... además habrá que ver la triste iluminación navideña del alcalde, el Belén de Ibercaja y lo que se nos ocurra...si lo importante es disfrutar un rato los tres juntos...". ¡Y vaya si hemos disfrutado! Al pasar por la puerta de Mango de Paseo Independencia, yo, que suelo huir de estas tiendas que reniegan de las tallas grandes, y que hasta para vender tallas grandes se crean una linea "diferente".. he entrado como una loca... mi marido se ha quedado mirándome como diciendo: ¿dónde va esta loca si aqui no cabe en la ropa? y me he vuelto y les he dicho: vengaaaaa venidddddd... que le quiero enseñar a Sara que esta tienda antes era un cine... Mi hija los ojos como platos, mi marido con cara de... ¿y qué le vas a enseñar? y las dos adolescentes que había a mi lado me han mirado con cara de "esta tía alucina"... asi que he casi arrastrado a mi hija hasta el interior... y cuando le he enseñado la pantalla... semioculta pero que ahi está... el techo original de madera... el gallinero... y le he explicado como era... mi hija con los ojos como platos... sorprendida de que un Cine acabe como tienda de ropa... mi marido alucinado porque no sabía que se hubieran respetado medio ocultos esos detalles... y las dos adolescentes... que nos han debido de seguir... porque de repente, cuando me he dado la vuelta para señalar a mi hija el gallinero me las he encontrado pegadas a mi culo con los ojos como platos mirando la antigua pantalla semioculta al fondo del local y con la boca abierta hasta el suelo. Supongo que cuando lleguen a casa preguntarán a sus madres.  No contenta con eso... al pasar por la plaza Aragón le he contado a mi hija la historia del Justicia de Aragón, figura muy nuestra... tenemos que conocer nuestras raices, nuestros orígenes, para saber y amar lo que somos, y la tierra que pisamos. 

Y luego nos hemos encontrado con una compi del cole... que iban sus padres buscando una farmacia porque necesitaban comprar no sé qué... y no lo tenían en ninguna... pues nos hemos ido con ellos, a la caza de la farmacia perdida. Un rato bien majo de charleta intrascendente. No me he dado cuenta ni del frío que hacía. 

Un bonito paseo de casi tres horas de caminata, con el frio y el aire que ha hecho hoy... y lo que lo he disfrutado... 

A veces, es mejor vivir más despacio, para disfrutar en calma. 

Repito: me estoy haciendo mayor. Y creo que me está gustando. 

5 comentarios:

  1. me ha encantado esta tarde tuya tan perfecta.bs

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  2. Ole, ole, ole!!! Me ha encantado tu post, y tus reflexiones ¡y vuestra tarde!!!

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  3. ¡Pedazo de plan! Yo también soy de las de la prisa interna. Me apunto la recomendación del libro para ver si aprendo a levantar el pie del acelerador.

    besitos

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  4. Me temo que somos auténtica legión!! Yo ando también todo el día de la ceca a la meca apurada siempre y con la sensación de llegar tarde a todas partes, cuando no es así para nada. Así no se disfrutan nunca las pequeñas cosas que de verdad nos llenan y nos hacen felices. A ver si consigo mentalizarme como tu e intento vivir el momento con un poco mas de calma.

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  5. Urff es qué siempre tenemos prisa, de eso no cabe duda. Vivimos atrapados en rl relj y a veces es por culpa de la impuntualidad que reina en este país. por qué la gente es tan impuntual??? El otro día tenía cita médica a las 10 y hasta las 11:30 no entré en la consulta y claro luego el resto del día lo pasé corriendo. Ufff largo y tendido podríamos hablar de este tema. Anoto tu recomendación, a ger si aprendo a desacelerar y disfrutar del momento.
    Un besito y felices fiestas!!!

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