domingo, 24 de febrero de 2013

¿Soy un bicho-cardo raro o qué?

Esta es la entrada 100 de este blog. Llevo tiempo sin publicar porque para esta entrada quería hacer algo especial. Algo que tenía más o menos pensado, pero por falta de tiempo, ganas, ánimo, o palabras lo he ido dejando. Y como la entrada 100 puede ser tan especial o tan poco especial como la 128, por decir algo, pues ya haré algo especial el dia que me vengan las ganas, las palabra y la inspiración para decir lo que había pensado.

Asi que esta entrada más bien va a ser un desahogo...

Imaginad la situación:
Niña de 7 años que pasa la noche con 40 de fiebre. Suponemos que anginas, porque llora de dolor pero lo cierto es que ni la niña ni los padres han pegado ojo. Ahora por la mañana no tiene fiebre, quizá por el chute de Dalsy, porque otra cosa no se explica. Hemos quedado a comer con mi hermano, en su casa, no una celebración, sino la comida de los domingos. Les llamo para avisar que no pasaremos, que la cría no ha pasado buena noche, le duele la garganta, ahora no tiene fiebre pero fijo que le subirá, y si le sube iremos a urgencias a ver si le dan antibiotico o algo porque la gripe ya la pasó. Respuesta: ahhhh qué pena... oye, que iremos esta tarde a verla a vuestra casa...

¿Einsssss????? ¿pero que me dices???? Pero me quedo paralizada y sólo acierto a decir: bueno, ya veremos como se encuentra... Porque con mi hermano (igual que si fuera una amiga... que yo hoy había quedado a tomar un cafecito con una amiga, y lo he cancelado tan tranquila, no pasa nada) tengo confianza para decir NO, que no tenemos ganas. Pero con mi cuñada... pues sé que si le digo no abro la caja de los truenos. Aunque da igual... haga lo que haga... siempre está abierta.

Vamos a ver... yo es que esto de las visitas... EMPIEZO A ESTAR HASTA LOS MISMISIMOS DE LAS DICHOSAS VISITAS.

La primera vez que me lo planteé fue precisamente cuando nació mi hija: yo sólo quería disfrutarla, estar a solas con mi costi y la niña, recuperarme... y la habitación llena de gente... vale, si, la mayoría gente que me quería (o eso creía yo entonces), otros por cumplir, otros simplemente por "controlar el cotarro"... pero gente que no se daban cuenta que para mí era muy fastidioso tener que decir: oye, que me levanto para ir al baño... y el baño a dos palmos del sitio donde la gente esperaba que volviera yo a la cama... Jolines... que yo necesitaba intimidad, cuando mis intestinos volvían a su sitio y se ponían en marcha... que igual quería hacerle una pregunta a la enfermera cuando venía a cambiar el gotero, y con la habitación llena de gente no me sentía con ganas... a nadie le importaban mis intimidades...  Pero si hubo quien se cabreó porque pedí que no vinieran la misma tarde de la cesárea...

La segunda vez, ya muy en serio... cuando mi madre estuvo ingresada. Una persona que está MAL, mal de salud, mal de ánimo... igual no quiere que vengas a verla a recordarle que una operación de cinco dias y a casa se ha prorrogado hasta el infinito. Igual no quiere que le preguntes cuándo le van a dejar comer. Igual no quiere que le preguntes si lleva las piernas inflamadas o no...  Igual quiere que respetes el cartel de la puerta: por favor, por indicación médica... visitas no. Pero las visitas no se autoconsederaban visita... porque todas asomaban la cabeza y decían: es un momentito nada más, que venía a verte... 

Y hoy pues vale, no es comparable ni de lejos... pero si te digo que mi hija tiene 40 de fiebre y llora porque le duele la garganta... ¿a santo de qué me dices que vendrás a verla esta tarde? ¿no piensas que igual no tiene ganas? ¿no piensas que igual no tengo la casa en condiciones para recibir visitas, porque no esperaba tener visitas? ¿la visita la haces por tí o por mí?

¿Porqué existe esa obligación, sean cuales sean las circunstancias, de aceptar recibir visitas? ¿porqué nadie se plantea que igual no apetece recibirlas?

Cuando surgen estan cuestiones a mi siempre me da por pensar que esto igual tiene que ver con la antigüedad, con los hombres de las cavernas y sus ritos a la naturaleza... eso de ir a visitar al enfermo... de rodearle hasta no dejarle respirar... ¿era una forma de intentar transmitirle energía o de quitarle la que le quedaba?

MI costi dice que es que soy insociable. Pero yo por ser sociable entiendo otras cosas. Entiendo el ofrecer: si me necesitas, aqui estoy. Entiendo el llevar un bocadillo si sé que ese día no va a salir a comer fuera, y a lo mejor nadie se lo lleva. Entiendo el cuidar o recoger o entretener a los niños si no hay quien dejarlos... (Igual porque una de las grandes ayudas, grandes apoyos, fue cuando cuidaron a mi hija cuando mi madre estaba ingresada y lo necesité. Ahi sentí el mayor de los apoyos... y sé que mi madre también), entiendo el hacer turnos... el estar ahí si me necesitas, y el NO estar ahí si me pides que no esté... Entiendo el estar ahí cuando ya no hay a quien visitar, porque igual entonces SI necesitas mi compañía que no va a llenar ningún hueco, pero igual te hace sentir mejor... 

En fin... igual soy un bicho raro, un cardo o un bicho-cardo.  Pero es así como lo siento.