Que hoy hubiera sido el cumpleaños de mi madre.
Igual es de estar un poco loca... o desgarradamente triste...
Pero no quiero que mi hija recuerde la tristeza de la pérdida de su abuela... me gustaría que recordara la alegría de las meriendas compartidas... la complicidad de los secretos "cuando mamá no escucha"... las promesas de una sorpresa para mañana... el divertimento de los cajones del dormitorio... la felicidad de estar una sentada junto a la otra... haciendo cualquier cosa. Sé que mi hija olvidará todo eso... que algunas cosas no las recuerda ya... que es inevitable... aunque me resulte tan injusto y tan doloroso...
Pero sí puedo... mantener su espíritu... y mi madre no quisiera que hoy fuera un día de lágrimas... que también lo está siendo... mi madre me hubiera dicho: déjate de llorar, y haz algo especial con tu hija...
Así que ayer le dije a mi hija que como hoy hubiera sido el cumpleaños de la yaya, aunque ella no estuviera, podíamos hacer algo especial para celebrarlo. Me dijo que quería ir al cementerio, que ella nunca había estado en uno, y quería saber cómo son. Lo que me parece un poco duro para una niña de 6 años, que se va a encontrar de golpe con lo que es una tumba... y aunque yo le haya dicho mil veces que "lo que su abuela fue" aparte del cuerpo... está en el cielo... sé que ir al cementerio iba a ser un shock... vaya, que si mi madre se entera se levanta de la tumba sólo para decirme que si estoy loca o qué... llevar a mi hija allí porque sea su cumple...
Asi que... como diría mi madre... "me la he traido a mi terreno"... y nos hemos ido a comprar helados de postre. Se ha conformado con un Calipo, que es lo que me lleva pidiendo semanas, y a mí no me gusta, porque es un helado de hielo... pero para ella... pues era un capricho. (Ya de paso me ha recordado que la yaya cuando estaba en la clínica le hacía llegar huevos kinder, que yo le daba cuando llegaba a casa... asi que también ha caido el huevo...).
Igual es una tontería... pero para eso están las abuelas... para consentir a los nietos, y disfrutar viéndolos sonreir. Aunque cada vez estoy más enfadada con Dios... y probablemente no haya un más allá, ni un cielo, ni un "algo" que compense las injusticias que hay por aquí... me gustaría pensar que desde algún sitio... mi madre es feliz viendo a su nieta tomarse el helado que era su capricho.