miércoles, 5 de diciembre de 2012

Razones para creer... que aún hay gente buena

Ayer me encontré con dos cosas que me hicieron pensar: si es que aún hay gente buena...

La primera de ellas fue una noticia en Heraldo de Aragón. Este fin de semana pasado El banco de alimentos de Aragón puso en marcha una campaña de alimentos para el Banco, consistente en recoger alimentos "a pie de super", como aquel que dice. Recogieron más del doble de lo que habían calculado en la mejor de sus estimaciones. Tanto, que Mercazaragoza les ha tenido que ceder una nave para guardar todo lo que han coseguido.  La noticia, aquí.

La segunda... fue de estas cosas que cuelgas el teléfono, y mis dos compañeros me estaban mirando... porque intuían que había tenido una conversación "rara". Y es que fue de estas conversaciones que piensas: si es que hay mucha gente buena por el mundo. (De esos que si te pillan en mal momento dirías: de bueno, es casi tonto).
Lo que ocurrió fue: hacía ya meses que había comunicado a una compañía de seguros la baja de determinada póliza. Me habían contestado preguntando que porqué, bla bla bla, quizá se pueda negociar, bla bla bla... Era un tema zanjado, o al menos eso creía. Así que imaginad mi monumental cabreo cuando recibo una carta certificada, con la renovación de la póliza y la indicación de la fecha de cobro del correspondiente recibo.  Como medio de contacto en la carta venía un número de teléfono que se pegó toda la mañana comunicando, y un fax. Asi que a lo que llevaba toda la mañana intentando hablar con ellos por teléfono, ataqué al fax. Preparé una carta y la intenté enviar por fax. Pero cual fue mi sorpresa cuando al otro lado de la linea no oigo el chirrido del fax, sino una voz que parecía (y no me equivoqué) muy agradable.
"Diga, diga... si no me contesta, no voy a poder hablar con usted..."
Descolgué el teléfono, y le saludé:
Hola, buenos días, ¿es la "compañía patatines"?
Uy.... no.... Ya lo siento... este no es el telefóno de ninguna compañía de seguros, es un domicilio particular.
Miro la pantalla del fax, aún aparece el teléfono marcado, miro el membrete de la carta que tengo en la mano, coinciden.
Disculpe: yo he marcado el xxxxxxxxx.
Si, sí, ese es el teléfono de mi casa desde hace más de 30 años, no sé porqué esa compañía os indica que llameis a este teléfono, pero está mal, este es el teléfono de mi casa...
Lo que más me llamó la atención, que este buen hombre me hablaba con una tranquilidad increible. Durante años padecí que me enviaran a la gestoría faxes dirigidos a una entidad bancaria, y tardé años en conseguir que cesaran. Para mí aquello era tremendamente molesto porque recibía documentos que no me correspondía ver, otras veces recibía cosas que no estaba segura si eran para mí o no, me podía tirar toda una mañana con la linea ocupada por culpa del fax, la gente llamaba enfadada como si la culpa fuera mía, y además me preocupaba que determinada persona pudiera tener problemas con su banco por un fax extraviado. Pero tantas veces como llamé al banco de marras, no me hicieron ni caso. Por eso me sorprendió la paz y la calma de este buen hombre, que me siguió contando:
Y mira, a mi no me importa mucho que me llameis, durante el día no me es problema... pero es que me llaman de madrugada, a las 3, las 4, a cualquier hora de la madrugada... y ahí si que me asusto... y no me dejan dormir, claro. Un dia, esos días que llovió tanto y hubo tantas inundaciones... me llamó una chica, era de madrugada, con tanta agua en la carretera la chica había tenido un accidente y se había salido de la carretera... me llamó aterrada y yo intenté calmarla, le expliqué que mejor llamar a la Guardia Civil... Pero me quedé muy mal porque yo estoy en Madrid, y la chica me llamaba desde Mallorca, y claro, no podía hacer nada por ayudarla, salvo calmarla, claro...
Y yo le oía hablar... y pensé de verdad que estaba hablando con una persona maravillosa... una persona que sufre el error imperdonable de una compañia de seguros "de las más grandes" y tiene que soportar llamadas de madrugada, y se preocupa por las personas que el molestamos, me parece que tiene que ser muy buena.
Le dí las gracias, le pedí disculpas, le dije que cuando hablara con la compañía yo misma les diría lo que estaba ocurriendo y les insistiría para que miraran de solucionarlo, y aún me contestó:
¿Tienes a mano otro teléfono donde puedas localizar a esta compañía? Es que como me llama tanta gente tengo aquí al lado apuntado el teléfono de la sección de Vida, Automoviles, Hogar, Comercio... así el que llama no tiene luego que buscarlo...
No, no se preocupe... que lo tengo, muchas muchas gracias.

Y colgué con el sentimiento de que si todos fueramos un poco así, este mundo sería un poco mejor.



2 comentarios:

  1. madre mia, parece mentira, este hombre se ha ganado el cielo!

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  2. ¡Cómo me gusta leerte, Elena! Me dejas siempre con una sonrisa en la cara, a veces más grande, otras un poco agridulce... pero siempre me alegras el día. Vamos, como el señor del que hablas.

    ¿Ves como hay gente buena en todas partes? Síii, va por tí ;)

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