domingo, 2 de diciembre de 2012

Defendamos el pequeño comercio

Cuando recuerdo mi infancia... me vienen a la cabeza momentos que me hacen sonreir:

* Cuando entraba con mi madre a la tienda de "La Petra" en la calle Ganivet. Tenía una tortuga de tierra, que de vez en cuando desaparecía. Así que si al entrar la veías... estabas de suerte. Era una tienda muy oscura, así la recuerdo yo, al menos, desde mi altura infantil. Luego, de un poco "más mayor", cuando mi madre no sabía cómo entretenerme las tardes de verano en casa, me mandaba a compar "una longaniza, bien sequica, ella ya sabe como me gusta"...
* Enfrente de La Petra estaba el mercadillo Ganivet. El primer puesto, a la derecha, era la panadería, donde mi madre compraba el pan integral para mi padre. Le traían unos panecillos integrales, redondos, siempre le guardaban los tres que mi madre se llevaba. A continuación estaba la verdulería del Sr Nicolás, que si mi madre hacía compra grande nos la traía a casa en una caja de madera. Después, el puesto de pollo de La Mari... me encantaban aquellas enormes tijeras de despedazar el pollo... y cómo me llamaban la atención los ganchos del conejo... enfrente había una carnicería... y qué guapos me parecían los hijos del carnicero, que eran bastante mayores que yo... El día que ibamos a la carnicería mi hermano y yo nos pegabamos la tarde jugando a cortar filetes de carne de plastilina. También recuerdo a Divina, entrando a la izda (productos de limpieza), las botas de agua de la pescatera de la esquina, el puesto de los menúceles, con aquella señora tan simpática y sonriente, que tuvo un accidente de tráfico que casi no lo cuentan...
* Con mi padre iba a comprar la prensa los domingos, a Palacín. Siempre sabían el periódico que se llevaba, los coleccionables por fascículos que se recogía, los caramelos que nos gustaban a mi hermano y a mí (quién me iba a decir, años después que una de mis mejores amigas iba a ser la hija de aquel señor tan simpático).
* Si mi madre no me había podido traer el bocadillo, me compraba un bollo en "La Aurora", la pastelería de al lado del cole, donde además comprabamos de vez en cuando alguna chuche. Recuerdo con cariño a la dueña, Aurora, que siempre andaba regañando con su hermano. El día que me enteré que había muerto fue como si una parte de mi infancia se hubiera ido con ella... esos paraguas de chocolate colgando del escaparate.. y el día que me dijo que qué pestañas tan bonitas tenía... Y cuando venía mi padre, me compraba una palmera de coco en La Electrica... hummmm...
* María Galán, la papelería donde compraba las cosas de papelería que nos pedían "para esta tarde" o que se me había olvidado pedir a mi madre hace un mes...

Todos estos establecimientos han cerrado, ya no existen... (el mercadillo sí que existe, con otras personas, aunque como casi todos los mercados de barrio, anda de capa caida)...
Si os fijais... no os he contado lo feliz que era cuando iba con mi madre a comprar al Corte Inglés... o al Alcampo. Y también fui alguna vez... pero son sitios despersonalizados, donde no se saben tu nombre, donde no te guardan lo que saben que te gusta, donde no te llaman por tu nombre... ni ellos pueden coger cariño a un cliente... lo ven hoy... a saber cuándo lo volverán a ver...

Muchas veces pienso que voy a coger un día una cámara de fotos y voy  a hacer fotos a los pocos sitios de mi infancia que aún siguen abiertos, porque a este paso, no me va a quedar ninguno. Y cuando un sitio de esos cierra... es como si un poco más de mi infancia se fuera con él.  (Las que sois de Zaragoza, ¿no os dio penita el día que cerró Tupinamba, o la libería Lepanto, o la mercería de vuestro barrio?)

¿Y todo esto porqué? Pues porque se acerca navidad. Y poco o mucho, en general, todos consumimos un poco más que el resto del año. Y os pido lo mismo que he escrito en mi face: que cuando penseis en ese regalo que le hará tanta ilusión a vuestro padre, hermano, amiga, hijos... no lo asocieis de inmediato a la estantería del centro comercial, o a la gran superficie. Pensad en esa tienda de barrio, que no es una franquicia, pero te esperan con la sonrisa en la cara. Que no tiene un escaparate de diseño, pero buscan complacerte y si no tienen lo que buscan, intentan conseguirlo, o darte una alternativa a lo que buscas. Que te preguntan directamente qué quieres y para qué o quien lo quieres... Que no sale en la tele... pero cuando al día siguiente te cruces por la calle al que te atendió, seguramente te devolverá el saludo. También puede ocurrir que  lo que buscas no lo venden en tu barrio... pero igual sí en el barrio de al lado, donde descubres de repente una calle muy bonita sin luces ni música, pero con una tienda muy agradable esperando que compres ahí el regalo ideal para tu amiga.

Debo confesar que los reyes de mi hija casi todos son del Carrefour... por un lado, por la oferta de descuentos que lanzan si compras pronto los juguetes... por otro lado, porque no hay tantas jugueterías en mi entorno... Pero ya me he plantado. Lo de mi hermano lo he comprado en una relojería del barrio donde no había entrado nunca, y donde me pegué, y no exagero, hablando 45 minutos con el dueño. Primero, explicándole lo que quería y para qué lo queria. Me llenó el mostrador de cosas... incluso aunque como me dijo "algunas no son lo que me has pedido... pero quizá no sepas que también existen... y a lo mejor te gustan más"... se tomó su tiempo en explicarme cómo funcionaba... y que si el destinatario quería pasarse a que se lo explicara... sin problemas. Después... pues el tema habitual, la crisis, los autónomos... compartimos un rato de amarga charleta hablando de lo que supone ser autónomo... y me despedí con la sincera intención de volver de nuevo cuando necesite algo de lo que él vende.  Eso, por muy atenta que sea la persona que te atiende en una gran superficie, no lo encuentras.

Por no hablar de la inmensa tristeza que siento cuando camino por una calle y veo un local tras otro vacíos, o en liquidación por cierre. Se nos muere el comercio, se nos mueren las calles, la vida de los barrios.

Tenedlo en cuenta por favor cuando compreis vuestros regalos, o la cena de navidad...

5 comentarios:

  1. A mi también me da mucha pena las tiendas cerradas cuando paso por el barrio donde viví desde los 16 hasta los 32 : el Arrabal. Prácticamente estan cerradas todas las tiendas donde como tu, solía comprar. Alguna sobrevive como la papelería "del Julio" , el mesón "Arrabal" o alimentación "Dorita" pero las demás son solo escaparates instados de blanco.
    Que te voy a decir yo sobre lo de comprar en el pequeño comercio ! Yo que trabajo en uno de ellos (independientemente de que sea una cadena de tiendas) solo pido que POR FAVOR no realicéis vuestras compras aprovechando que "esa tienda" esta abierta el dia de Navidad y así me llevaré el pan recién hecho, o el dia de Año nuevo " voy a entrar que me hacen falta media docena de huevos" eso es algo previsible y aun sin esos huevos seguro que no os vais a quedar sin comer ese dia!!!
    Las personas que estamos ahí no estamos por devoción ni dedicación...estamos por obligación!! Y si nadie entrara a comprar esos dias tan señalados Navidad y Año Nuevo) no nos obligarían a abrir
    Un besico Elena! Por cierto, tenemos que programar la quedada de Diciembre!

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  2. Este comentario que haces, si no me se me va "el santo al cielo" es otro de mis post navideños... me lo reservo para más última hora... también va a ir un poco en la línea de este...

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  3. Como no nos demos cuenta que con los pequeños comercios, se va el trabajo, mal vamos. Emplea más gente las tiendas pequeñas, que las grandes superficies, y eso lo sabe cualquiera.

    En fin ¡estoy con Mariluz! ¡no compréis en domingo, ni en festivos!!!!!

    Solo se hace más rico el empresario...a costa de la vida familiar y del descanso de los trabajadores (mi santo está currando 14 días y librando 1, así que ni pagao ni agradecido, ni están contratando a nadie más!!!)

    Besos

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  4. hola

    la verdad es que es una pena pero esta vida que llevamos nos hace meternos en un espiral en el que vamos como autómatas! por suerte queda gente que todavía piensa en estos pequeños detalles para que lo recuerden con cariño los que nos siguen. Besos.

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  5. En la parte romantica estoy totalmente de acuerdo contigo, pero en la practica no.
    Todos tenemos recuerdos de las tiendas de barrio de nuestra infancia, pero ya no somos "infantes".
    Mi madre recorria todas las tiendas, y sabia que comprar en cada una de ellas, pero por suerte ella la mayor parte de su vida se dedico a su casa y sus hijos. Yo lo he intentado un par de veces y es imposible.
    Con el horario que tengo, me queda con suerte una hora de horario comercial. En esa hora es imposible que recorra todas las tiendas que quiero si no están muy cerca.

    Resumiendo que me enrollo, yo quiero al pequeño comercio y no quiero que desaparezca. Pero creo que tienen que cambiar su forma de venta. Como dicen en un comentario no es bueno abrir los domingos y festivos, pero regulandolo puede que sea efectivo. Puede que no haga falta abrir a las nueve de la mañana, sino a las once y poder estirar la tarde hasta las diez... No se no creo que tenga la solucion pero quedarse mirando el escaparate pensando en que todo ha cambiado no es la solucion, efectivamente todo ha cambiado y el pequeño comercio no ha cambiado casi.

    Perdon, por el discurso pero me apetecia.
    Un saludo,

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