viernes, 6 de mayo de 2011

ME GUSTARÍA...

Me gustaría tener la sensibilidad y la facilidad de escribir de Tita y Lamamma... dos de mis bloggeras favoritas. Pero no la tengo... no sé escribir cosas tan bonitas, tan sutiles o tan precisas como ellas.

Y me gustaría saber hacerlo... porque me gustaría gritar al mundo que tuve la mejor madre del mundo, y no siempre fui capaz de apreciarlo, y desde luego no siempre fui capaz de agradecerlo. Que además de madre, fue, sin lugar a dudas, mi mejor amiga, y eso desde luego no se lo dije nunca. Porque fui tan obtusa de no darme cuenta hasta hace unas semanas... cuando ya era tarde para decirlo.

A las que me decis que mi madre tuvo suerte de tener unos hijos como nosotros, os puedo asegurar, y no exagero, que yo como hija no le llegué a ella como madre a la suela de los zapatos.

Y que cuando se leen esos textos, esas cadenas que dicen que las cosas hay que decirlas antes de que sea tarde... tienen mucha razón. Porque ese demasiado tarde llega siempre demasiado pronto.

Me dejé muchas cosas por decir a mi madre, demasiadas. Me dejé muchos abrazos y muchos besos por darle, demasiados. Algunas veces... por una especie de... orgullo... otras veces por vergüenza... y otras por pensar que eso era debilidad... o yo qué sé. Y ahora ya es tarde.


Mi texto no está a la altura de lo que fue mi madre... pero no sé, no puedo... decirlo de otra manera.

8 comentarios:

  1. Está tan bien explicado, Elena, que te voy a hacer caso en todo. En todo caso no olvides que siempre, siempre, siempre, siempre, nos sentimos culpables cuando pasan estas cosas. Siempre todo nos parece poco...
    Estoy pensando en ti. Lo siento, Elena

    Un abrazo apretao

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  2. Muchos ánimos Elena, y recuerda lo que te dije ayer: Demuestra ahora con Sara lo buena madre que te ha enseñado a ser la tuya.

    Te mando un abrazo sincero y de corazón y un besico a Sara.

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  3. No te preocupes por todo lo que has dejado de decirle a tu madre, Elena; piensa sólo en cómo te mira a tí tu hija y comprenderás que dice más una mirada que mil palabras que no dicen nada.
    Mi corazón está contigo.

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  4. ¿Crees que tu madre no se ha dado cuenta lo que realmente la querías aunque no se lo dijeras mil veces? ¿crees que no estará orgullosa de saber como es su hija? ¿crees que mas de una vez, mientras tu no te dabas cuenta mientras jugabas o hablabas a Sara, ella habrá sonreido pensando en la suerte que había tenido de disfrutar de una hija como tu?.... no te quedes con lo que cuentas, si no en lo que realmente habeis disfrutado las dos... algunas veces no hacen palabras, porque éstas sobran.

    MIL BESAZOS

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  5. Elena, lamento no haber pasado antes por aquí.
    Estoy segura que tu madre sabía perfectamente lo que sentías por ella. Así sois las madres con una simple mirada adivinais lo que pasa por la mente de los hijos.
    Tu madre tenía un corazón tan grande, tan grande, que no necesitaba oir que la querías para saberlo, su corazón se lo decía constantemente.
    Espero que Sara pudiera besarla por última vez.
    Un beso muy fuerte.

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  6. Elena tu madre sabía perfectamente cuanto la querías, eso lo sabe una madre desde el momento justo que traemos a los hijos al mundo, no te des mal ahora, el tiempo como te han dicho llega siempre "demasiado pronto" y piensa en los buenos momentos que ha tenido tu madre contigo y tu hija, esa complicidad que tenia con su nieta y lo orgullosa que estaba de tí por ser como eres y la gran madre que eres. Aprovecha ahora de Sara y dale todo el cariño que tu como madre sepas darle y todo el que tu madre te transmite desde el cielo.
    Un abrazo muy grande y animo Elena.

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  7. Elena, ya sabes lo que digo yo siempre de que a mí las palabras no me sirven, puede uno decir muchas cosas, y muy bonitas, y que no signifiquen nada. Sin embargo los hechos no mienten. Y, pienses lo que pienses ahora, que en estos momentos siempre nos acordamos de lo que nos hemos dejado de hacer y no de lo que hemos hecho, fuiste una buena hija hasta el final y ella lo sabía. Y estaba orgullosa de tí como hija y como madre de Sara, ¿o no presumía de nieta hasta la saciedad? pues a esa nieta la has educado tú, y lo has hecho con las enseñanzas de tu propia madre.

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