domingo, 30 de diciembre de 2012

Desde el otro lado del mostrador

He escrito y borrado, vuelto a escribir y vuelto a borrar este post varias veces. De hecho, no sabía ni cómo titularlo, la inspiración del título me la ha dado mi amiga Mari Luz, del blog "Alguna cosa más".

No sé muy bien cómo expresar, o cómo explicar, o cómo transmitir...

Y es que no termino de entender que interés puede tener una tienda en vender pan justamente el día de Navidad, o el día de Año Nuevo. No lo puedo entender. Tampoco puedo entender al que baja a comprar el pan ese día. No lo puedo entender. Quizá sea porque tengo amigas a las que les toca dejar a sus familias esa mañana para vender el pan a quien no puede prescindir de él (tremenda tontería... de toda la vida se ha congelado el pan si al día siguiente no se iba a comprar)... o porque me imagino lo que me fastidiaría si me pasara a mí... Pero es que no lo puedo entender.

El día de Navidad pasé por la puerta de una de estas tiendas "somos tan buenos que abrimos hasta en Navidad", eran las 2 y media, yo me iba a comer con mis "adorados" suegros (modo irónico superlativo)... y la fila salía por la puerta. Y yo me paré a pensar en las dependientas... que seguramente tendrían a sus hijos, maridos, padres, hermanos, primos... esperando en casa, para comer... y sinceramente, la gente que estaba allí haciendo "la gracia" y comprando el pan ese día y a esas horas... como que me cayeron pelin mal.

Este año otros establecimientos se han subido al carro de las tiendas que abren el día de Navidad, y el día de Año Nuevo... y no entiendo porqué...  Del mismo modo, cadenas de supermercados que abrieron el día de nochebuena hasta bien entrada la tarde, y  lo harán también mañana, día de nochevieja... sigo sin poderlo entender...

Abrir en festivos tan señalados no creo que dé ningún tipo de prestigio a una tienda... más bien al contrario...
Quizá si los clientes lo dejaramos más claro, los empresarios lo entenderían mejor.







sábado, 29 de diciembre de 2012

LIBROS 2012

Esta debería ser la última entrada del año pero no, será la penúltima, salvo novedad, claro.

Listado de libros leidos en 2012.


  • La jota de corazones. Patricia D. Cornwell.
  • El cuerpo del delito. Patricia D. Cornwell.
  • Sigo leyendo: "Morir de glamour" Boris Izaguirre.
  • El arte de decir NO.
  • El hechizo de Elsie. Patricia Highsmith.
  • Las huellas imborrables. Camilla Lackberg
  • Los caracoles no saben que son caracoles. Nuria Roca
  • No confíes en nadie.
  • Cruel y Extraño. Patricia Cornwell.
  • Marina. Carlos Ruiz Zafón
  • La granja de cuerpos. Patricia Cornwell
  • Los Pilares de la Tierra. Ken Follet.
  • Identidad desconocida. Patricia D. Cornwell
  • El tiempo entre costuras. Maria Dueñas


Como veis, últimamente me ha dado por la novela policiaca-misterio,  7 libros de 14... en realidad en series de televisión también son mis favoritas, las de temática policiaca, asesinatos, las de abogados y juicios... 

Este año también se me ha quedado un libro por terminar, ahí está, en la mesilla, no lo he terminado ni creo que lo haga... "Morir de glamour", de Boris Izaguirre. Era de mi madre, lo tenía en su estantería, lo ví y pensé en leerlo... creí que sería divertido... y es un peñazo inmasticable (es mi opinión, lo siento si a alguien le volvió loc@). Y es de estos libros que pienso... me encantaría comentarlo con mi madre, estoy segura que  a ella tampoco le gustó... 

Leí Los Pilares de la Tierra, que ya sé, tiene ya unos cuantos años, y muchos defensores, y a mí nunca me llamó la atención, porque las novelas ambientadas en el pasado no me gustan... mejor dicho... gustaban... porque este libro me enganchó de qué manera... es que no podía dejar de leer. 

Y bueno... he decidido que en 2013 leeré un poquito más variado, no tanto misterio ni tanto autor extranjero.  Admito todo tipo de sugerencias. 

Además, un rey mago en forma de hermano maravilloso me ha regalado un ebook. Confieso que yo los odiaba, no me parecía que tuvieran el encanto del libro tradicional, del papel, de la tapa... pero el cariño que llevaba el ebook, la ilusión de mi hermano cuando me dijo que me lo quería regalar (elige el que quieras, que tú serás la que lo use, y yo te lo regalo), hizo que me olvidara de todo. 

Y bueno... 14 libros en 12 meses no está nada mal... subiremos un poco la media, que el otro día leí no sé dónde que hay españoles que no leen un libro en todo el año... 










viernes, 21 de diciembre de 2012

SARA

Lo mejor que he "hecho" en la vida, lo único realmente importante, lo más bueno, lo único por lo que el día que me vaya tendré la certeza de "haber merecido la pena".

Hace siete años a estas horas estaba en la salita de ingresos de la clínica donde iba a nacer mi hija. No sabía hasta qué punto mi vida a dar un vuelco. Y como me dijo una amiga... no recuerdo cómo podía ser mi vida antes de que ella llegara.

Mi hija me ha enseñado lo que es querer tanto que no sabes expresarlo por muchas veces que lo digas. Mi hija me ha enseñado a comprender muchas de las cosas que hacía o decía mi madre. Me ha enseñado a ser mejor persona, a ver la parte bonita de la vida, a sonreir incluso cuando tengo mil problemas, a aprender que nada es tan importante como verla feliz, y que lo único que le pido a la vida es salud y tiempo para compartir contigo...

Hoy mi hija cumple 7 años. El mismo tiempo que yo llevo aprendiendo a ser mejor persona, gracias a ella.

Gracias, Sara, por hacernos tan felices.


martes, 11 de diciembre de 2012

Hoy hace 25 años

Hoy hace 25 años que una banda de asesinos malnacidos pusieron una bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza.  Mataron a 5 niños y 6 adultos, entre ellos dos mujeres embarazadas.
Yo tenía una amiga que vivía justo enfrente, y un tío que vivía muy cerquita, asi que nos enteramos muy temprano, por mi tío, y recuerdo el miedo que pasé hasta que pude localizar a mi amiga. Me cogió el teléfono su madre, que lloraba desconsoladamente pensando en los niños que vivían allí. Mi amiga se había vestido apresuradamente, y habia bajado corriendo a ver si podía ayudar en algo, junto con el resto de los vecinos.
Recuerdo la portada de un periódico al día siguiente, con la foto de dos de las niñas fallecidas, gemelas... dos angelitos de 4 años que los muy salvajes habían asesinado sólo por vivir allí.  Recuerdo que también habia muerto un chico de mi edad. Pero la foto de las niñas se me quedó grabada, y aún me parece que puedo tocar el papel de aquel periódico.
Pasado el tiempo, 6 o 7 años después, coincidí en un curso con un guardia civil que le tocó vivir en primera persona aquella desgracia. El no me dijo nada, me lo contó su mujer en la cena de fin de curso: no sabes lo bien que le ha venido a mi marido apuntarse a este curso, cualquier distracción es buena... todavía sufre por lo ocurrido.
25 años después, y yo tenía 17 el día que aquello ocurrió, aún  me acuerdo de la foto de aquellas niñas, del silencio de la manfiestación de repulsa (la única a la que recuerdo haber ido con mis padres, y sólo comparable a la que unos años después viví cuando el secuestro de Miguel Angel Blanco).
Ahora esos mismos salvajes malnacidos exijen al gobierno que se les trate con humanidad, que se les perdone...
Se me encoje el alma cuando me acuerdo de aquellas niñas... ¿cómo puede alguien plantearse siquiera tratar con humanidad a quienes un día las asesinaron?

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Razones para creer... que aún hay gente buena

Ayer me encontré con dos cosas que me hicieron pensar: si es que aún hay gente buena...

La primera de ellas fue una noticia en Heraldo de Aragón. Este fin de semana pasado El banco de alimentos de Aragón puso en marcha una campaña de alimentos para el Banco, consistente en recoger alimentos "a pie de super", como aquel que dice. Recogieron más del doble de lo que habían calculado en la mejor de sus estimaciones. Tanto, que Mercazaragoza les ha tenido que ceder una nave para guardar todo lo que han coseguido.  La noticia, aquí.

La segunda... fue de estas cosas que cuelgas el teléfono, y mis dos compañeros me estaban mirando... porque intuían que había tenido una conversación "rara". Y es que fue de estas conversaciones que piensas: si es que hay mucha gente buena por el mundo. (De esos que si te pillan en mal momento dirías: de bueno, es casi tonto).
Lo que ocurrió fue: hacía ya meses que había comunicado a una compañía de seguros la baja de determinada póliza. Me habían contestado preguntando que porqué, bla bla bla, quizá se pueda negociar, bla bla bla... Era un tema zanjado, o al menos eso creía. Así que imaginad mi monumental cabreo cuando recibo una carta certificada, con la renovación de la póliza y la indicación de la fecha de cobro del correspondiente recibo.  Como medio de contacto en la carta venía un número de teléfono que se pegó toda la mañana comunicando, y un fax. Asi que a lo que llevaba toda la mañana intentando hablar con ellos por teléfono, ataqué al fax. Preparé una carta y la intenté enviar por fax. Pero cual fue mi sorpresa cuando al otro lado de la linea no oigo el chirrido del fax, sino una voz que parecía (y no me equivoqué) muy agradable.
"Diga, diga... si no me contesta, no voy a poder hablar con usted..."
Descolgué el teléfono, y le saludé:
Hola, buenos días, ¿es la "compañía patatines"?
Uy.... no.... Ya lo siento... este no es el telefóno de ninguna compañía de seguros, es un domicilio particular.
Miro la pantalla del fax, aún aparece el teléfono marcado, miro el membrete de la carta que tengo en la mano, coinciden.
Disculpe: yo he marcado el xxxxxxxxx.
Si, sí, ese es el teléfono de mi casa desde hace más de 30 años, no sé porqué esa compañía os indica que llameis a este teléfono, pero está mal, este es el teléfono de mi casa...
Lo que más me llamó la atención, que este buen hombre me hablaba con una tranquilidad increible. Durante años padecí que me enviaran a la gestoría faxes dirigidos a una entidad bancaria, y tardé años en conseguir que cesaran. Para mí aquello era tremendamente molesto porque recibía documentos que no me correspondía ver, otras veces recibía cosas que no estaba segura si eran para mí o no, me podía tirar toda una mañana con la linea ocupada por culpa del fax, la gente llamaba enfadada como si la culpa fuera mía, y además me preocupaba que determinada persona pudiera tener problemas con su banco por un fax extraviado. Pero tantas veces como llamé al banco de marras, no me hicieron ni caso. Por eso me sorprendió la paz y la calma de este buen hombre, que me siguió contando:
Y mira, a mi no me importa mucho que me llameis, durante el día no me es problema... pero es que me llaman de madrugada, a las 3, las 4, a cualquier hora de la madrugada... y ahí si que me asusto... y no me dejan dormir, claro. Un dia, esos días que llovió tanto y hubo tantas inundaciones... me llamó una chica, era de madrugada, con tanta agua en la carretera la chica había tenido un accidente y se había salido de la carretera... me llamó aterrada y yo intenté calmarla, le expliqué que mejor llamar a la Guardia Civil... Pero me quedé muy mal porque yo estoy en Madrid, y la chica me llamaba desde Mallorca, y claro, no podía hacer nada por ayudarla, salvo calmarla, claro...
Y yo le oía hablar... y pensé de verdad que estaba hablando con una persona maravillosa... una persona que sufre el error imperdonable de una compañia de seguros "de las más grandes" y tiene que soportar llamadas de madrugada, y se preocupa por las personas que el molestamos, me parece que tiene que ser muy buena.
Le dí las gracias, le pedí disculpas, le dije que cuando hablara con la compañía yo misma les diría lo que estaba ocurriendo y les insistiría para que miraran de solucionarlo, y aún me contestó:
¿Tienes a mano otro teléfono donde puedas localizar a esta compañía? Es que como me llama tanta gente tengo aquí al lado apuntado el teléfono de la sección de Vida, Automoviles, Hogar, Comercio... así el que llama no tiene luego que buscarlo...
No, no se preocupe... que lo tengo, muchas muchas gracias.

Y colgué con el sentimiento de que si todos fueramos un poco así, este mundo sería un poco mejor.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Defendamos el pequeño comercio

Cuando recuerdo mi infancia... me vienen a la cabeza momentos que me hacen sonreir:

* Cuando entraba con mi madre a la tienda de "La Petra" en la calle Ganivet. Tenía una tortuga de tierra, que de vez en cuando desaparecía. Así que si al entrar la veías... estabas de suerte. Era una tienda muy oscura, así la recuerdo yo, al menos, desde mi altura infantil. Luego, de un poco "más mayor", cuando mi madre no sabía cómo entretenerme las tardes de verano en casa, me mandaba a compar "una longaniza, bien sequica, ella ya sabe como me gusta"...
* Enfrente de La Petra estaba el mercadillo Ganivet. El primer puesto, a la derecha, era la panadería, donde mi madre compraba el pan integral para mi padre. Le traían unos panecillos integrales, redondos, siempre le guardaban los tres que mi madre se llevaba. A continuación estaba la verdulería del Sr Nicolás, que si mi madre hacía compra grande nos la traía a casa en una caja de madera. Después, el puesto de pollo de La Mari... me encantaban aquellas enormes tijeras de despedazar el pollo... y cómo me llamaban la atención los ganchos del conejo... enfrente había una carnicería... y qué guapos me parecían los hijos del carnicero, que eran bastante mayores que yo... El día que ibamos a la carnicería mi hermano y yo nos pegabamos la tarde jugando a cortar filetes de carne de plastilina. También recuerdo a Divina, entrando a la izda (productos de limpieza), las botas de agua de la pescatera de la esquina, el puesto de los menúceles, con aquella señora tan simpática y sonriente, que tuvo un accidente de tráfico que casi no lo cuentan...
* Con mi padre iba a comprar la prensa los domingos, a Palacín. Siempre sabían el periódico que se llevaba, los coleccionables por fascículos que se recogía, los caramelos que nos gustaban a mi hermano y a mí (quién me iba a decir, años después que una de mis mejores amigas iba a ser la hija de aquel señor tan simpático).
* Si mi madre no me había podido traer el bocadillo, me compraba un bollo en "La Aurora", la pastelería de al lado del cole, donde además comprabamos de vez en cuando alguna chuche. Recuerdo con cariño a la dueña, Aurora, que siempre andaba regañando con su hermano. El día que me enteré que había muerto fue como si una parte de mi infancia se hubiera ido con ella... esos paraguas de chocolate colgando del escaparate.. y el día que me dijo que qué pestañas tan bonitas tenía... Y cuando venía mi padre, me compraba una palmera de coco en La Electrica... hummmm...
* María Galán, la papelería donde compraba las cosas de papelería que nos pedían "para esta tarde" o que se me había olvidado pedir a mi madre hace un mes...

Todos estos establecimientos han cerrado, ya no existen... (el mercadillo sí que existe, con otras personas, aunque como casi todos los mercados de barrio, anda de capa caida)...
Si os fijais... no os he contado lo feliz que era cuando iba con mi madre a comprar al Corte Inglés... o al Alcampo. Y también fui alguna vez... pero son sitios despersonalizados, donde no se saben tu nombre, donde no te guardan lo que saben que te gusta, donde no te llaman por tu nombre... ni ellos pueden coger cariño a un cliente... lo ven hoy... a saber cuándo lo volverán a ver...

Muchas veces pienso que voy a coger un día una cámara de fotos y voy  a hacer fotos a los pocos sitios de mi infancia que aún siguen abiertos, porque a este paso, no me va a quedar ninguno. Y cuando un sitio de esos cierra... es como si un poco más de mi infancia se fuera con él.  (Las que sois de Zaragoza, ¿no os dio penita el día que cerró Tupinamba, o la libería Lepanto, o la mercería de vuestro barrio?)

¿Y todo esto porqué? Pues porque se acerca navidad. Y poco o mucho, en general, todos consumimos un poco más que el resto del año. Y os pido lo mismo que he escrito en mi face: que cuando penseis en ese regalo que le hará tanta ilusión a vuestro padre, hermano, amiga, hijos... no lo asocieis de inmediato a la estantería del centro comercial, o a la gran superficie. Pensad en esa tienda de barrio, que no es una franquicia, pero te esperan con la sonrisa en la cara. Que no tiene un escaparate de diseño, pero buscan complacerte y si no tienen lo que buscan, intentan conseguirlo, o darte una alternativa a lo que buscas. Que te preguntan directamente qué quieres y para qué o quien lo quieres... Que no sale en la tele... pero cuando al día siguiente te cruces por la calle al que te atendió, seguramente te devolverá el saludo. También puede ocurrir que  lo que buscas no lo venden en tu barrio... pero igual sí en el barrio de al lado, donde descubres de repente una calle muy bonita sin luces ni música, pero con una tienda muy agradable esperando que compres ahí el regalo ideal para tu amiga.

Debo confesar que los reyes de mi hija casi todos son del Carrefour... por un lado, por la oferta de descuentos que lanzan si compras pronto los juguetes... por otro lado, porque no hay tantas jugueterías en mi entorno... Pero ya me he plantado. Lo de mi hermano lo he comprado en una relojería del barrio donde no había entrado nunca, y donde me pegué, y no exagero, hablando 45 minutos con el dueño. Primero, explicándole lo que quería y para qué lo queria. Me llenó el mostrador de cosas... incluso aunque como me dijo "algunas no son lo que me has pedido... pero quizá no sepas que también existen... y a lo mejor te gustan más"... se tomó su tiempo en explicarme cómo funcionaba... y que si el destinatario quería pasarse a que se lo explicara... sin problemas. Después... pues el tema habitual, la crisis, los autónomos... compartimos un rato de amarga charleta hablando de lo que supone ser autónomo... y me despedí con la sincera intención de volver de nuevo cuando necesite algo de lo que él vende.  Eso, por muy atenta que sea la persona que te atiende en una gran superficie, no lo encuentras.

Por no hablar de la inmensa tristeza que siento cuando camino por una calle y veo un local tras otro vacíos, o en liquidación por cierre. Se nos muere el comercio, se nos mueren las calles, la vida de los barrios.

Tenedlo en cuenta por favor cuando compreis vuestros regalos, o la cena de navidad...